...sí, sigo viva...
Por dónde iba...? Ah sí!!!! Que me ingresan!
Tras un colacao con galletas, me voy a la cama. La verdad que una vez allí no sabía exactamente qué pensar. durante todo mi embarazo me acompañó la calma en lo que se refería a la llegada de ese día; no me asustaba el dolor, no me asustaba el parto... lo que realmente me asustaba era pensar que pudiera pasarle algo, o que tuviera algo... pero una vez allí, y ya en la cama del hospital a oscuras, muchas cosas rondaban mi cabeza.
No era vértigo, pero se le parecía. Estaba demasiado "acostumbrada" a estar embarazada. Y eso se acababa inminentemente.
A las 7:30 de la mañana, viene una enfermera y me pone un enema. Una botella inmensa de dios-sabe-qué... acostumbrada a los supositorios de Rovi, jesús.., iba a reventar...
"Ya me lo pongo yo"... - "No, no te preocupes... ponte de lado..." (le sigue un momento violento...).
- "Espera de tres a cinco minutos....."
.... a los 50 segundos ya era insoportable por favor... si aguante 90 segundos fue de milagro...
En fin, lo siguiente...
Me ducho (adios peinado) y a las 8 en punto aparece el matrón de turno (joe, no podía haber sido una mujer...?) y me rompió la bolsa (que por cierto, dolió bastante, metió la mano así en frío y listo).
Así empezaron las 12 horas de parto en las que estuve monitorizada y sin moverme de la cama.
Al mismo tiempo, en la habitación de enfrente, otra chica en la misma situación que yo, a ella la inducían el parto, ignoraba el motivo...
Sigamos.
La verdad es que apenas notaba dolor, las contracciones iban a más, pero poca cosa.
Alrededor de las 10, llega otra matrona. Tremendamente seria y antipática.
Tacto: "Has dilatado dos dedos, vas fatal".
Ea, a darme ánimos.
A las 11. Estamos igual.
A las 12: Dilatación dos dedos.
"¿Te molestan las contracciones?"... - "Pues no, apenas nada..." - "Pues hala, te bajamos a ponerte la epidural".
(30 minutos antes bajaron a la chica de enfrente).
Entonces llegó un celador tremendamente simpático, muy charlatán, que no se... me recordaba a alguien, y según le iba mirando, estaba casi segura de que me recordaba a un antiguo compañero de trabajo...
Ya abajo, me negué en rotundo a ver esa aguja... pánico nº 1.
- "Relaja los hombros y bájalos"... - "Baja más los hombros, baja más..." (joder..... pero tanto me va a doler...?)
Bueno, ¡no dolió absolutamente nada! le tenía un pánico absurdo, sí que es molesta la presión posterior (cuando entra a la anestesia), ¡pero nada apenas! (... ahora, me da la impresión de que me han pinchado un poco a la izquierda... bah... tonterías mías...).
Oooooootra vez a la habitación.
A todo esto, el celador simpático, una vez de vuelta, me dice...
- "¿Tú has estado alguna vez más aquí?"
- "Sí"
- "Tuviste un aborto y te practicaron un legrado ¿verdad?"
- "Pues sí, el año pasado".
- "Pues fui yo quien te bajó a quirófano, además recuerdo que te decía que pensaras en cosas bonitas... y mira que pasa por aquí gente, pero me acordaba de tí, no preguntes por qué..."
Bueno, me quedé alucinada.
Como ya no dolía, me subieron la oxitocina al tope, es ahí donde los picos del gráfico ya empezaban a ser importantes... bien, esto marcha, y no duele, que es lo mejor, yupiiiiiiii ;)
A las 14 vuelve la matrona con un doctor. Sigo con dos dedos. Pero cómo es posible ésto... "¡más que un cuello del útero es un pescuezo!"
A las 15 la chica de la otra habitación tiene ganas de ir al baño... la cabeza de su niña está saliendo y en 30 minutos ya estaban arriba!"
(Por favor, y yo qué...?)
El caso es que pasan las horas y yo sigo igual, me suben el respaldo, me lo bajan, me hacen girarme de un lado para otro (20 minutitos de cada lado para que la epidural se reparta bien...), y cada vez que me exploarban... "¡dos dedos!"
A mí me pasaba la idea una y otra vez por la cabeza de... "qué bien, una cesárea!"
Yo creo que a esas alturas aún no me había hecho a la idea de que se echaba encima el parto, no quería pensar en ello, en los empujones, en la episiotomía, en que pasara algo, en que tuvieran que utilizar forceps, ventosa... yo quería una cesárea y parecía que encima las cosas me salían bien!...
No recuerdo exactamente a qué hora acabó el primer bolo de la epidural. Me lo cambiaron y ale, a seguir girándome... sólo que... "qué raro, es que noto las contracciones por un lado y no por el otro, una pierna está completamente dormida y la otra no..."
- "Por eso tienes que girarte de un lado a otro, sigue así!"
Así que seguí así.
Lo volví a comentar dos veces, y las dos veces me ignoraron (yo tampoco suelo ser muy convincente con tal de no molestar al personal, así me va...)
A las 20 viene mi matrona y un ginecólogo: "Bajamos a operar".
Tenía en mi habitación a mis padres, a mis suegros, a mi chico... y de repente me entró... pánico. Me faltaba el aire, algo preguntó mi padre al ginecólogo y le empecé a chillar... no se qué me pasó.
Me bajaron y bueno, matrona nueva por cambio de turno, y vino el ginecólogo... vino el ginecólogo del que huí cuando tuve el aborto en la otra ocasión, me cambién de equipo médico, primero por no asociar el médico o equipo de médicos con el que me salió mal la cosa la primera vez, ... y segundo porque no me gustaba un pelo, me hacía sentir una tonta cada vez que iba, y por superstición, ya ves.
Pues vino él! algo tenía que salir mal!!!!!!!!!!!!!!!!!!
En fin, anestesista a mi derecha, matrona a mi izquierda, ambas encantadoras, me preparan toooooooda la parafernalia, me tapan para que no pudiera ver nada.
Se me hizo eterno.
Y de repente me entraron los calores, ganas de vomitar, tenía ganas de llorar y miraba a un lado y a otro sin saber qué hacer porque sabía que no debía mover un pelo.
Me acababan de cortar con el bisturí y estaba notándolo por un lado.
Lo que pasé fue... no se bien lo que pasé... no era el dolor completo, algo me tenía que haber hecho efecto la epidural, pero lo notaba, no del todo (no lo habría soportado) pero lo notaba lo suficiente como para que quisiera que me durmieran urgentemente.
Ni la matrona ni la anestesista me hacían mucho caso al principio, me preguntaban y yo sólo sabía responder "no lo se, no lo se..."
Y una le dijo a la otra que se me había "lateralizado" la epidural (que me la pusieron mal, vamos, sólo me hizo efecto en el lado izquierdo, en el derecho sólo un poco). Así que la matrona me agarró de la mano como si fuera mi madre, mientras que la anestesista me sujetaba la cabeza con ambas manos para que no la sacudiera, diciéndome que ya no podía hacer nada, que hasta que no saliera el niño no podía meterme nada...
Debí poner al pobre ginecólogo nervioso, el pobre tuvo que trabajar escuchándome a mi, y aunque se me hizo eterrrrrrrrrrrrno, supongo que lo hizo rápido.
Y salió todo bien, noté un tirón final y vi por encima de la tela que evitaba que viera algo, la espalda de mi hijo, pequeñín, sucio y llorando... su mini culete... y aún unido a mi, vi cómo cortaban el cordón (vínculo nº 1 roto, de todos los que quedan en la vida), y se lo llevaron.
Seguía en shock.
Me enseñaron la cara de mi hijo ya tapado, "es guapísimo, míralo, es guapísimo...", pero yo sólo decía: "dormidme, por favor, dormidme".
Y ahí me durmieron.
jueves, 15 de abril de 2010
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