El otro día soñé que estaba embarazada de nuevo, traía una niña y la ibamos a llamar Valentina.
En el sueño estaba muy ilusionada con la idea de tener un segundo hijo y además de que fuera niña.
Pero en la vida real, aunque tenemos claro que queremos tener dos hijos (al menos es lo que pretendemos, que la vida al final te lleva por donde quiere) a día de hoy tengo sentimientos encontrados.
Hoy por hoy no me veo capaz de dividir el amor que siento por mi hijo, quiero que sea todo, todo, para él.
A día de hoy cuando me levanto por la mañana y siento una inmensa alegría porque lo primero que hace mi hijo es sonreirme, esa alegría hace que... sólo por eso, mi vida tenga sentido.
Cuando se duerme en mis brazos y de repente todo aquello que tengo alrededor se desvanece porque sólo queda paz, sólo quedemos él y yo. No hay nada más. No hay nadie más.
Se están grabando a fuego todos y cada uno de los momentos que tengo con él en mi memoria.
Si tengo un segundo hij@... ¿seré capaz de sentir con la misma fuerza e intensidad, y de seguir muriendo de amor por mi primer hijo?
...
Se que sí, que todo ésto es una soberana tontería, que una madre tiene esa infinita capacidad de dar amor sin recibir nada a cambio, y de dar la vida por todos y cada uno de sus hijos, porque forman parte de ella, y muere sin dudarlo por cada uno de ellos. Sin distinción.
Pero...
... el que se me haya pasado por la cabeza... me convierte en mala persona?
miércoles, 24 de noviembre de 2010
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